
"Conocer lo más próximo, lo que se ha despreciado por evidente, solo me sería dado si me alejaba de mi lengua. Así llegó el relato de mi madre, un mensaje íntimo disfrazado de extranjero." Entregado al aprendizaje de idiomas, Juan cree encontrar en las palabras un refugio emocional que le permite lidiar con todo aquello que en la vida le explota en la cara: la compleja relación con su madre, que le pide interpretar un poema de César Moro para hallarla; su obsesión con los enredos sentimentales de su prima, a la vez perversa y protectira; la ausencia de su padre, un hoyo negro que tiñe el paisaje de oscuridad; o los parajes por los que transita, siempre a un paso de adoptarlo o engullirlo. Luis Hernán Castañeda ha compuesto una novela personalísima, madura en su apropiación de múltiples recursos narrativos, no exenta de elegancia ni sentido del humor. Lo que es mejor, está construida bajo el más noble ideal artístico: la fe en que el lenguaje puede transformar la realidad.
“Cerré mis ojos un instante frente al cielo despejado; soplaba el viento libre, deslizándose en mi rostro, acariciándome. Me invadió una sensación de ternura, imagine despegar desde la tierra hast alas Alturas; eschuche el sonido de las aves y el crujir de las hojas como un concierto que disfrute en silencio. Ese día suspire, proque sentí EL ULTIMO LATIDO DE MI MADRE, en efecto ella había muerto... me quedé a su lado recordando su bella sonrisa; cerci junto a dos hermanos y una hermana, fue sensacional. Mi madre supero dos capturas, vivimos momentos de angustia; la repression y la impunidad reinaban en la década de los 70. Siendo unos pequeños, el dolor se apoderó de nuestra inocencia, la Guerra era inminente, años más tarde entraría a nuestro hogar. Nos quedamos como en un naufragio, solos en medio del terror, burlados y pisoteados por un sistema que institucionalizó la repression y atentaba contra las libertades fundamentals de la población. La guerra no solo destruye lo físico sino también el tejido social de una nación. Han pasado tantos años de la firma de los Acuerdos de Paz y es necesario que las nuevas generaciones conozcan los hechos lamentable de...
Un refrán griego dice que sólo las mujeres que han lavado sus ojos con lágrimas pueden ver con claridad. El refrán no se cumple con Manuela. La noche que un coche atropelló a su hijo Esteban, Manuela lloró hasta quedar totalmente seca. Y lejos de ver con claridad, el presente y el futuro se confunden en la misma oscuridad. Prologo de Guillermo Cabrera Unfante
Como homenaje a los cien años del clásico de Freud, Teresa del Conde publica precisamente sus sueños, memorias y asociaciones. Nos muestra su inconsciente Para dejarnos ver que en sus sueños se despliega toda una secuencia involuntaria de vida. Importante aportación a la literatura onírica, al tiempo que nos invita a detenernos un momento Para escuchar, observar y pensar a partir de los sueños de ella y también, de los nuestros.
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