«Un hombre sale de viaje y es otro quien regresa.» Éste es el sentido del viaje de Matthiessen, y de todo auténtico viaje. En otoño de 1973 el escritor Peter Matthiessen y el zoólogo George Schaller emprendieron una expedición a la Montaña de Cristal, en la meseta del Tíbet, para estudiar los hábitos de un animal no muy conocido: el bharal o cordero azul himalayo. Pero su auténtica esperanza era poder ver al más hermoso y raro de los grandes felinos: el leopardo de las nieves. Para Matthiessen, adentrarse en la tierra de Dolpo significará mucho más que una expedición naturalista o una aventura: despojarse de las ventajas y las ataduras de la civilización, convivir con hombres y paisajes en su más elemental belleza, adentrarse en él mismo por las vías que le proporcionan el budismo o el zen. «Lo que comenzó como una búsqueda del leopardo de las nieves, ese animal raro, venerado y emblema budista, se convirtió en una búsqueda del sentido del ser. Una soberbia combinación de montañismo y misticismo». Observer
Con la potente prosa que ya desplegó en Las horas, Cunningham nos brinda una novela coral e intimista, ambientada en un Nueva York invernal y gélido, donde unos personajes desamparados se enfrentan al desencanto de la edad adulta. Tras su enésima ruptura sentimental, mientras pasea desolado por Central Park en una noche helada, Barrett vislumbra una luz sobrenatural que flota en el aire. En ese mismo momento, su hermano Tyler intenta escribir una canción de amor para su novia enferma cuando faltan pocos días para la boda. Liz y su amante Andrew también contemplan los copos de nieve que cubren la ciudad, preguntándose una vez más por el sentido de las caricias cansadas que se dedican. Todo parece inmóvil, suspendido entre un quizá y un ojalá, pero esa luz... Al igual que en Las horas, Cunningham sorprende a sus personajes en momentos decisivos de sus vidas, instantes en que el placer, el deseo y la rabia se rozan y duelen. Nosotros, los lectores, lo acompañamos en esta aventura donde finalmente la vida respira y deja un hueco para la felicidad. La reina de las nieves, una historia cómica y trágica a la vez, demuestra una vez más el talento de Cunningham, uno de los...
«A veces», escribe el autor de este libro, Arthur Upgren, «deseo que pudiese ver de nuevo el cielo como lo hacía cuando era un niño antes de que una vida de estudio me suministrase algunas de las respuestas». Y aunque es cierto que toda una vida de investigación y observación astronómica ha hecho que perdiese algo de la inocencia que le daba la juventud y la ignorancia científica, todavía mantiene la capacidad de emocionarse y de conmover a sus lectores; al explicarles, por ejemplo, detalles de cómo se mueven los cuerpos del sistema solar, cual el tamaño de nuestro universo y las maneras en que se miden distancias en él; por qué el cielo es negro por las noches, o si podremos alguna vez, presionados por el aumento de población, crear un medio parecido al que existe en la Tierra en Marte o en la Luna, e instalarnos en ellos. Claro que para lograr conmover y atraer, casi irresistiblemente, a sus lectores, Upgren despliega una serie de recursos tan poco frecuentes como queridos para los miembros de nuestra especie: así, cuando explica cual es la naturaleza de la luz (esa misma luz sin la cual nada habríamos podido saber del universo), aprovecha para recordar la...
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