"En una palabra, la Villa de Santa Rosa por su situación, por la extensión amena de este Valle, por la feracidad de su terreno, por la abundancia de aguas, por la copia de leña, piedray madera propia de los edificios, por la inmediación del Río y la hermosura de sus Riberas, y por la proximidad de Riqueza y abundancia de sus minas está convidado a la fundación de su Capital, que no tuviese semejanza en esta América." cover.
Se publica por primera vez la historia de los linderos, cultivo de frutas y hortalizas, crianza de camélidos, organización social y religiosa y conflictos internos que tramaron las relaciones de los Gualcas, grupo étnico del valle de Huatica, al que pertenecía el linaje Taulichusco, con los Sullcos y Marangas y con los encomenderos españoles y criollos.
Entre el progreso y la desidia de los escrúpulos. En un sutil tono jocoso, Osvaldo Gil presenta esta trama que podría considerarse, sin remilgos, como de «tragicomedia», pero que en el fondo no es más que un grito desesperado de denuncia, por cómo la cultura de los pueblos y la ecología son agredidas sin clemencia por la desidia de los escrúpulos y los arbitrios indecorosos del progreso. La historia está repleta de metáforas y alegorías que se pueden interpolar a cualquier pueblito de Latinoamérica, lugares que están siendo arrasados por la ignorancia y las ambiciones desmedidas. Lo que los humildes campesinos descendientes del cura jesuita, padre Daniel Abransen, jamás sospecharon es que junto con las promesas de desarrollo y bienestar se deslizarán, desde la nueva carretera, como una serpiente sibilante, el desorden, la suciedad, la corrupción, el narcotráfico, el crimen y los padecimientos morales más inimaginables.
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